elEconomista.es
11/12/2013 - 19:14
La economía española ha salido de la recesión, pero no de la 
crisis. Para dejarla atrás es necesario abordar, a corto y a medio 
plazo, numerosos retos que exigen cambios de gran calado en las 
empresas, en la educación y en el sector público. Solo de ese modo 
mejorará la competitividad del tejido productivo y la eficiencia de las 
instituciones y empresas y se reducirán los riesgos de exclusión laboral
 y social existentes. Así lo indica el tercer Informe 2013 Fundación 
BBVA-IVIE bajo el titulo Crecimiento y Competitividad.
El
 Informe señala dos grandes objetivos para que España pueda competir en 
el mundo actual y alcanzar una etapa de desarrollo duradero: promover una competitividad avanzada y duradera, e impulsar un crecimiento generador de empleo e incluyente.
Los autores advierten de que algunas de las actuaciones necesarias no
 están recibiendo la atención que merecen por parte de los programas de 
reformas, ni tampoco por los agentes sociales y la opinión pública. Así,
 los ocho retos que cita el informe son:
1.- El primer reto es el cambio del patrón de inversión, para 
basar mucho más la acumulación de capital en los activos intangibles; 
información digitalizada, innovación y competencias económicas que 
potencien la imagen de marca, mejoras en la gestión, en la organización 
del trabajo y formación.
La prioridad ahora no es aumentar las dotaciones de capital físico 
por ocupado sino el uso de la capacidad infrautilizada y del capital 
humano. La inversión en intangibles en España es baja -menos del 40% de 
su inversión en activos tangibles, cuando en Estados Unidos representa 
un 150% de los tangibles-, señala el informe, y su composición no es la 
más adecuada.
Las mayores  debilidades  se  encuentran  en  el reducido  peso  de  
la I+D y  los  gastos en la  mejora  del  funcionamiento  interno  de  
las empresas (organización  empresarial),  incluida  la  formación  de  
los  trabajadores  en  el puesto de trabajo.
2.- El aprovechamiento de las oportunidades que ofrecen la fragmentación de las cadenas de suministros
 y la internacionalización. Es muy importante que la especialización 
aproveche las ventajas de la externalización y de la 
internacionalización de actividades -mediante el outsourcing 
internacional o la inversión directa en el exterior-.
3.- Un tercer reto para España es atraer inversión extranjera poniendo en valor sus ventajas competitivas
 ante las estrategias de deslocalización de empresas foráneas. Muchas 
multinacionales ubicadas en el país confirman con su permanencia que 
España es un territorio atractivo en el que es posible alcanzar niveles 
competitivos de productividad y costes, en especial tras las caídas de 
precios de los últimos años.
4.- Un cuarto reto es abordar cambios en la estructura, dirección y gestión de muchas empresas, en especial de las más pequeñas.
Las estrategias empresariales dependen con frecuencia de propietarios
 con escasa cualificación para manejar la actual complejidad tecnológica
 de las organizaciones y de los mercados.
Mientras el 71,1% de los directivos son universitarios, ese 
porcentaje se reduce al 10,5% entre los empresarios con asalariados y al
 10,3% entre los autónomos, pero estos dos últimos grupos son los 
mayoritarios.
5.- El quinto reto para mejorar la competitividad es el aumento de la productividad del trabajo y la formación de los trabajadores.
 Aunque en España el porcentaje de puestos de trabajo de alta 
cualificación representa ya alrededor de un tercio del total, en otros 
países esa cifra se aproxima al 45%.
6.- Absorber una gran bolsa de parados con escasa formación, pues la 
exclusión laboral está siendo un factor clave del mayor riesgo de 
pobreza. Es necesario contemplar todo el arsenal disponible de medidas 
para paliar el problema que representa el desempleo: aprovechar con 
decisión el potencial flexibilizador del nuevo marco surgido de las 
últimas reformas del mercado de trabajo para facilitar en la medida de 
lo posible la creación de empleo.
7.- Un séptimo reto es garantizar el acceso a servicios públicos fundamentales como la educación y la salud,  claves para igualar las oportunidades de los grupos sociales más amenazados por la pobreza.
8.- El octavo y último reto para la calidad del crecimiento es hacer 
eficientes los servicios púbicos, como ponen de manifiesto las actuales 
dificultades financieras. Si no se presta n de manera eficiente, 
minimizando coste s y maximizando el volumen y calidad de los mismos , 
los problemas de sostenibilidad financiera se harán más presentes.

 
 
 
 
 
 
 
 
 
